Una de las principales características de las sociedades humanas en el mundo de hoy es su notable diversidad.
Esta diversidad tiene su
origen en factores de tipo histórico, político, económico, cultural,
religioso e incluso lingüístico, que han hecho que las religiones de
nuestro planeta evolucionen y se organicen de formas muy variadas.
Además, esta evolución
no ha seguido el mismo ritmo en todas partes, de manera que algunas
zonas presentan niveles de progreso económico y de transformación social
muy diferentes entre sí.
Cuando la diversidad es de tipo
cultural y afecta a las formas y estilos de vida, resulta muy
enriquecedora y creativa. Pero si la diversidad afecta a los niveles de
desarrollo económico, las diferencias pueden llegar a ser enormes y
traer desigualdades graves.
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